
ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DE UNA OBRA LITERARIA
a) Nombre de la obra.- El Sexto
b) Nombre del autor.-José Maria Arguedas
c) Editorial.-Editorial Horizonte 6ta edición
d) Año de publicación.- 1959
e) Lugar de publicación.- Lima
a) Nombre de la obra.- El Sexto
b) Nombre del autor.-José Maria Arguedas
c) Editorial.-Editorial Horizonte 6ta edición
d) Año de publicación.- 1959
e) Lugar de publicación.- Lima
Reseña biográfica del autor
Arguedas, José María (1911-1969), escritor y antropólogo peruano. Su labor como novelista, como traductor y difusor de la literatura quechua, y como antropólogo y etnólogo, hacen de él una de las figuras claves entre quienes han tratado, en el siglo XX, de incorporar la cultura indígena a la gran corriente de la literatura peruana escrita en español desde sus centros urbanos. En ese proceso sigue y supera a su compatriota Ciro Alegría. La cuestión fundamental que plantean estas obras, pero en especial la de Arguedas, es la de un país dividido en dos culturas -la andina de origen quechua, la urbana de raíces europeas- que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el núcleo de su visión nacido en Andahuaylas, en el corazón de la zona andina más pobre y olvidada del país, estuvo en contacto desde la cuna con los ambientes y personajes que incorporaría a su obra. La muerte de su madre y las frecuentes ausencias de su padre abogado, le obligaron a buscar refugio entre los siervos campesinos de la zona, cuya lengua, creencias y valores adquirió como suyos. Como estudiante universitario se aprecia el esfuerzo del autor por ofrecer una versión lo más auténtica posible de la vida andina desde un ángulo interiorizado y sin los convencionalismos de la anterior literatura indigenista de denuncia. En esas obras Arguedas reivindica la validez del modo de ser del indio, sin caer en un racismo al revés. Relacionar ese esfuerzo con los planteamientos marxistas de José Carlos Mariátegui y con la novelística políticamente comprometida de Ciro Alegría ofrece interesantes paralelos y divergencias en San Marcos. Fue uno de los más firmes defensores del quechua y de la autonomía cultural de millones de hablantes de esta lengua. En tal sentido, llegó hasta el punto de autoproclamarse el «hombre quechua moderno» y reivindicó el pluralismo cultural en Perú.
En 1937 fue apresado por participar en las protestas estudiantiles contra la visita del general italiano Camarotta, jefe de una misión policial de la Italia fascista. Fue trasladado al penal “El Sexto” de Lima, donde permaneció 8 meses en prisión, episodio que tiempo después evocó en la novela del mismo nombre.
Reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima, hasta que en 1949 fue cesado por considerársele comunista.
A las cárceles no sólo iban los delincuentes, sino quienes se oponían a las dictaduras, quienes organizaban sindicatos, quienes protestaban por algo. Eran centros de difusión de ideas en toda regla donde dirigentes políticos de la ciudad se conocían con sindicalistas campesinos o estudiantes con obreros (como se aprecia en “El Sexto” de José María Arguedas, basada en la prisión de apristas y comunistas en los treintas).
Argumento de la obra.-Arguedas escribe una novela bibliográfica de esta forma crea el personaje de Gabriel, un estudiante universitario de 21 años que aparece en el Sexto como tantos otros aparecen; los ladrones comunes y asesinos, en el primer piso, los políticos en el segundo y tercero. Casi todos menos él pertenecen a un partido: O son comunistas o son apristas. Lo que inevitablemente lleva a conversaciones dentro de la narración en las que se escucha: «Los gringos, pues, no son ni de aquí ni de allá; son del billete. ¡Esa es su patria!»
A grandes rasgos lo que sucede en una cárcel como El Sexto no es sino un caos morboso donde las reglas del primer piso de presos se escapan de la razón. Existe por ejemplo, el puñalada quien es un negro fornido que abusa de los mendigos y vagos, mantiene las torturas antojadizas como la de no dejar hacer las necesidades a un hombre de rasgos nipones y aquella de prostituir a un homosexual, Clavel, a costa de obtener dinero. También tiene cabida un negro que muestra el miembro viril hasta por 10 centavos.
A las 7 en punto (la hora puñal) vienen los guardias a cerrar las puertas. Cámac, el compañero tuerto del narrador, desea construir una guitarra para poder dejar de escuchar las lamentaciones de algunos presos que ya perdieron la cordura: «Mejor es no probar Lima, si se prueba una vez ya tienes el veneno».
Luis y Pedro son los representantes de cada partido y simbolizan al APRA y al partido comunista respectivamente. Se entienden frases como: «La teoría de ellos -los apristas- es que los comunistas desean la agitación y el desorden como sea, donde sea y por cualquier medio». «El oportunismo al menudeo y en lo grande es la línea fiel del APRA».
Es puñalada quien llama a los presos cuando van a salir o recibir algo. El sonido pasa hasta por el último resquicio del Sexto: “Con Todooo”, eran muchas veces palabras de burla del puñalada, porque a quien escuchara su propio nombre se le regalaba algo de fe. “Con todo” significa salir libre o transferido a otra cárcel. «Que al mundo nada le importa, Yira, Yira», canta Clavel mientras Cámac (significa el que crea, el que da orden), el comunista minero serrano, muere en las manos de Gabriel con el proyecto a cuestas de fabricar la guitarra. Muere, pero une a comunistas y apristas en el canto.
Existe el Ángel, aquél que reparte las cartas y el pan diario y existe el piurano quien jura asesinar al puñalada por petición de un adolescente de 14 años que es violado por el
Criminal y que fue encarcelado porque su patrona lo acusó de haber robado un anillo que luego apareció. Todo está preparado, Gabriel afila el cuchillo, es de noche y se oye inesperadamente un estrépito, alguien ha caído, alguien se ha lanzado del tercer piso acabando con su vida, no podía soportar más la vulgaridad del Sexto. En el panorama sombrío es apuñalado justamente el puñalada, ¿quién lo hizo? Misteriosamente el hombre que mostraba la verga por diez centavos. Gabriel busca en su Quijote un pasaje que prefería: «come, Sancho, amigo, sustenta la vida que más que a mí te importa».
Busca luego en “Brizna de hierba” el poema que empieza: «Tremenda y deslumbrante la aurora me mataría si yo no llevase ahora y siempre otra aurora dentro de mí».
Gabriel ayuda a un preso golpeado llevándolo apoyado: «Lo arrastré como, a veces, ciertas hormigas cargan hojas o trozos de madera, diez veces más grandes que ellas», dicho con la sutileza mágica que suelen proponer las frases de Arguedas.
Gabriel no tenía partido, solo la razón estaba aliada. «Además no admitiría ninguna disciplina que limite mis actos y mi pensamiento. Estoy fuera». Sí, estoy fuera. «Si no han sido capaces de entender ese lenguaje del Perú como patria antigua y única, no merecen sin duda dirigir este país». «Yo seguiré haciendo la guitarra, hermano Cámac».
Tiempo real. La historia es en parte la de un joven estudiante provinciano José Maria Arguedas que cayo preso a los 26 años por participar n una protesta antifascista en la que un delegado del gobierno italiano, el general Camarotta enviado por Musollini. Eran los años del segundo gobierno dictatorial del general Benavides (1933-1937). Se puede entender como una novela política los puntos de conflicto y los puntos de acuerdo entre comunistas y apristas (ambos presos políticos); muchos encarcelados eran también miembros de movimientos obreros de la época y generalmente del interior del país
Arguedas, José María (1911-1969), escritor y antropólogo peruano. Su labor como novelista, como traductor y difusor de la literatura quechua, y como antropólogo y etnólogo, hacen de él una de las figuras claves entre quienes han tratado, en el siglo XX, de incorporar la cultura indígena a la gran corriente de la literatura peruana escrita en español desde sus centros urbanos. En ese proceso sigue y supera a su compatriota Ciro Alegría. La cuestión fundamental que plantean estas obras, pero en especial la de Arguedas, es la de un país dividido en dos culturas -la andina de origen quechua, la urbana de raíces europeas- que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el núcleo de su visión nacido en Andahuaylas, en el corazón de la zona andina más pobre y olvidada del país, estuvo en contacto desde la cuna con los ambientes y personajes que incorporaría a su obra. La muerte de su madre y las frecuentes ausencias de su padre abogado, le obligaron a buscar refugio entre los siervos campesinos de la zona, cuya lengua, creencias y valores adquirió como suyos. Como estudiante universitario se aprecia el esfuerzo del autor por ofrecer una versión lo más auténtica posible de la vida andina desde un ángulo interiorizado y sin los convencionalismos de la anterior literatura indigenista de denuncia. En esas obras Arguedas reivindica la validez del modo de ser del indio, sin caer en un racismo al revés. Relacionar ese esfuerzo con los planteamientos marxistas de José Carlos Mariátegui y con la novelística políticamente comprometida de Ciro Alegría ofrece interesantes paralelos y divergencias en San Marcos. Fue uno de los más firmes defensores del quechua y de la autonomía cultural de millones de hablantes de esta lengua. En tal sentido, llegó hasta el punto de autoproclamarse el «hombre quechua moderno» y reivindicó el pluralismo cultural en Perú.
En 1937 fue apresado por participar en las protestas estudiantiles contra la visita del general italiano Camarotta, jefe de una misión policial de la Italia fascista. Fue trasladado al penal “El Sexto” de Lima, donde permaneció 8 meses en prisión, episodio que tiempo después evocó en la novela del mismo nombre.
Reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima, hasta que en 1949 fue cesado por considerársele comunista.
A las cárceles no sólo iban los delincuentes, sino quienes se oponían a las dictaduras, quienes organizaban sindicatos, quienes protestaban por algo. Eran centros de difusión de ideas en toda regla donde dirigentes políticos de la ciudad se conocían con sindicalistas campesinos o estudiantes con obreros (como se aprecia en “El Sexto” de José María Arguedas, basada en la prisión de apristas y comunistas en los treintas).
Argumento de la obra.-Arguedas escribe una novela bibliográfica de esta forma crea el personaje de Gabriel, un estudiante universitario de 21 años que aparece en el Sexto como tantos otros aparecen; los ladrones comunes y asesinos, en el primer piso, los políticos en el segundo y tercero. Casi todos menos él pertenecen a un partido: O son comunistas o son apristas. Lo que inevitablemente lleva a conversaciones dentro de la narración en las que se escucha: «Los gringos, pues, no son ni de aquí ni de allá; son del billete. ¡Esa es su patria!»
A grandes rasgos lo que sucede en una cárcel como El Sexto no es sino un caos morboso donde las reglas del primer piso de presos se escapan de la razón. Existe por ejemplo, el puñalada quien es un negro fornido que abusa de los mendigos y vagos, mantiene las torturas antojadizas como la de no dejar hacer las necesidades a un hombre de rasgos nipones y aquella de prostituir a un homosexual, Clavel, a costa de obtener dinero. También tiene cabida un negro que muestra el miembro viril hasta por 10 centavos.
A las 7 en punto (la hora puñal) vienen los guardias a cerrar las puertas. Cámac, el compañero tuerto del narrador, desea construir una guitarra para poder dejar de escuchar las lamentaciones de algunos presos que ya perdieron la cordura: «Mejor es no probar Lima, si se prueba una vez ya tienes el veneno».
Luis y Pedro son los representantes de cada partido y simbolizan al APRA y al partido comunista respectivamente. Se entienden frases como: «La teoría de ellos -los apristas- es que los comunistas desean la agitación y el desorden como sea, donde sea y por cualquier medio». «El oportunismo al menudeo y en lo grande es la línea fiel del APRA».
Es puñalada quien llama a los presos cuando van a salir o recibir algo. El sonido pasa hasta por el último resquicio del Sexto: “Con Todooo”, eran muchas veces palabras de burla del puñalada, porque a quien escuchara su propio nombre se le regalaba algo de fe. “Con todo” significa salir libre o transferido a otra cárcel. «Que al mundo nada le importa, Yira, Yira», canta Clavel mientras Cámac (significa el que crea, el que da orden), el comunista minero serrano, muere en las manos de Gabriel con el proyecto a cuestas de fabricar la guitarra. Muere, pero une a comunistas y apristas en el canto.
Existe el Ángel, aquél que reparte las cartas y el pan diario y existe el piurano quien jura asesinar al puñalada por petición de un adolescente de 14 años que es violado por el
Criminal y que fue encarcelado porque su patrona lo acusó de haber robado un anillo que luego apareció. Todo está preparado, Gabriel afila el cuchillo, es de noche y se oye inesperadamente un estrépito, alguien ha caído, alguien se ha lanzado del tercer piso acabando con su vida, no podía soportar más la vulgaridad del Sexto. En el panorama sombrío es apuñalado justamente el puñalada, ¿quién lo hizo? Misteriosamente el hombre que mostraba la verga por diez centavos. Gabriel busca en su Quijote un pasaje que prefería: «come, Sancho, amigo, sustenta la vida que más que a mí te importa».
Busca luego en “Brizna de hierba” el poema que empieza: «Tremenda y deslumbrante la aurora me mataría si yo no llevase ahora y siempre otra aurora dentro de mí».
Gabriel ayuda a un preso golpeado llevándolo apoyado: «Lo arrastré como, a veces, ciertas hormigas cargan hojas o trozos de madera, diez veces más grandes que ellas», dicho con la sutileza mágica que suelen proponer las frases de Arguedas.
Gabriel no tenía partido, solo la razón estaba aliada. «Además no admitiría ninguna disciplina que limite mis actos y mi pensamiento. Estoy fuera». Sí, estoy fuera. «Si no han sido capaces de entender ese lenguaje del Perú como patria antigua y única, no merecen sin duda dirigir este país». «Yo seguiré haciendo la guitarra, hermano Cámac».
Tiempo real. La historia es en parte la de un joven estudiante provinciano José Maria Arguedas que cayo preso a los 26 años por participar n una protesta antifascista en la que un delegado del gobierno italiano, el general Camarotta enviado por Musollini. Eran los años del segundo gobierno dictatorial del general Benavides (1933-1937). Se puede entender como una novela política los puntos de conflicto y los puntos de acuerdo entre comunistas y apristas (ambos presos políticos); muchos encarcelados eran también miembros de movimientos obreros de la época y generalmente del interior del país
Tiempo ficcional. Todo ocurren Lima, en la famosa cárcel “El Sexto”.El estudiante universitario de 21 años llamado Gabriel joven que proviene de la serranía peruana empieza a narrar la trágica faceta que le toco vivir en la cárcel por participar en una protesta, conoce de todo, gente de mal vivir que abusa de los mas débiles, ve que ahí dentro todos pueden opinar libremente, sin que nadie les tape la boca.
Conflicto mayor. La novela es interesante porque mezcla en la narrativa carcelaria elementos del pensamiento y la ideología politica de la primera mitad del siglo XX.
El escritor José Maria Arguedas cuenta el drama humano de una cárcel peruana. El dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte, son elementos vitales que giran alrededor de la obra
Experiencias de Gabriel durante su prisión en la conocida cárcel limeña. La fetidez, el aspecto sombrío, el envilecimiento de la persona son las notas primeras que diseñan la forma de la cárcel y su mundo cerrado. Mas, aparte el acuerdo conceptual, percibe que una fuerza emotiva, no-lógica, lo aproxima a éste y otros hombres de distintos credos, y que en cambio lo separa del frío sustento analítico que caracteriza a los dirigentes de los partidos organizados en el penal.
En El Sexto se hallan los seres más idealistas del país; sin embargo, la discrepancia en las cuestiones prácticas aleja a los hombres más que las ideas, y lo que distingue a la persona, –para Gabriel ¡intelectual!– no son las teorías, sino la conducta. Frente al monstruo cosificado, los hombres se autodefinen y desunen, a pesar de haber comprendido el secreto de la cárcel y de la sociedad.
José Maria Arguedas se aparta de su relatos indigenistas para tocar con maestría un tema de hondo dramatismo: el pavoroso problema de las cárceles peruana. El que fue testigo cuando fue apresado, por razón de sus ideas, en su tiempos de estudiante universitario
El escritor José Maria Arguedas cuenta el drama humano de una cárcel peruana. El dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte, son elementos vitales que giran alrededor de la obra
Experiencias de Gabriel durante su prisión en la conocida cárcel limeña. La fetidez, el aspecto sombrío, el envilecimiento de la persona son las notas primeras que diseñan la forma de la cárcel y su mundo cerrado. Mas, aparte el acuerdo conceptual, percibe que una fuerza emotiva, no-lógica, lo aproxima a éste y otros hombres de distintos credos, y que en cambio lo separa del frío sustento analítico que caracteriza a los dirigentes de los partidos organizados en el penal.
En El Sexto se hallan los seres más idealistas del país; sin embargo, la discrepancia en las cuestiones prácticas aleja a los hombres más que las ideas, y lo que distingue a la persona, –para Gabriel ¡intelectual!– no son las teorías, sino la conducta. Frente al monstruo cosificado, los hombres se autodefinen y desunen, a pesar de haber comprendido el secreto de la cárcel y de la sociedad.
José Maria Arguedas se aparta de su relatos indigenistas para tocar con maestría un tema de hondo dramatismo: el pavoroso problema de las cárceles peruana. El que fue testigo cuando fue apresado, por razón de sus ideas, en su tiempos de estudiante universitario
Conflicto menor.- La vida en el sexto, en la novela incluyen todas las atrocidades carcelarias comunes, homosexualismo, trafico de alcohol y droga, colusión de criminales y policías, bestialidades de los guardianes, existencias de pandillas sometidas a jefezuelos que reinan por el terror también describe a los vagos que distraen su tiempo arrojando sus piojos a quienes caminan por la plata baja.
El primer piso, quienes llevaban la carga de ser los más indeseables y sin ideología, carcomidos por el alcohol y los vicios de la vida delincuencial.
El primer piso, quienes llevaban la carga de ser los más indeseables y sin ideología, carcomidos por el alcohol y los vicios de la vida delincuencial.
El héroe – Gabriel (José Maria Arguedas)
- Sexo.-masculino
- Género.-narrativo
- Grupo étnico.-raza mestiza
- Grupo o clase social.-media
- Grupo etáreo.- 21 a 40
- Sexo.-masculino
- Género.-narrativo
- Grupo étnico.-raza mestiza
- Grupo o clase social.-media
- Grupo etáreo.- 21 a 40
El antihéroe o antihéroes. El negro puñalada, egro alto, de corneas algo oscurecidas, jefe de prisión de las bandas que existen entro de la prisión, asesino violados de un niño, acusado de hurto, cuidaba la puerta de la prisión gritaba con voz fantasmal, cruel con algunos reos de la cárcel.
Comentario final.- Su novela El Sexto, toma como inspiración el evidente problema carcelario problema de cualquier administración de justicia no va a resolver fácilmente, pues es una cuestión que tiene como base el sistema económico-social injusto. Cruda y realista es su narración del abuso de la prepotencia y la corrupción que ya en ese tiempo reinaba en aquel penal, llamado con justa razón, "antesala del infierno". Arguedas toma así la posición de defensa de las causas justas y en contra de las desigualdades de cualquier índole cultural, racial, pero sobre todo económico-sociales.
Finalmente, la obra nos deja un sabor de tristeza, de desilusión porque nos muestra que la realidad juega en diferentes niveles haciéndonos ver a El Sexto como un mundo al revés en donde lo monstruoso es lo normal, mientras que la fe en la bondad y el sentido de justicia se consideran algo patológico.
Finalmente, la obra nos deja un sabor de tristeza, de desilusión porque nos muestra que la realidad juega en diferentes niveles haciéndonos ver a El Sexto como un mundo al revés en donde lo monstruoso es lo normal, mientras que la fe en la bondad y el sentido de justicia se consideran algo patológico.